viernes, 11 de mayo de 2012

La Maternidad de Elna en el Gregorio Marañón

Ayer, 10 de mayo de 2012, Día Internacional de la Enfermería, tenía una cita importante en Madrid.
En el Hospital Gregorio Marañón se celebraban unas jornadas sobre enfermería y sus variantes humanas.
Hubo testimonios de pacientes, médicos, enfermeras, familiares de pacientes...todo un mundo pequeño, anónimo, que con frecuencia olvidamos porque lo importante es que la rueda no pare de girar.

A mí me tocaba la clausura de las jornadas, y tenía muy meditado explicar la vertiente sanitaria  de Elisabeth Eidenbenz dentro del contexto de la Maternidad de Elna. "Enfermeras en tiempos de guerra" era el título.
Pero me salió otro guión, casi improvisado, porque hablé de la invisibilidad de las mujeres, tanto en tiempos de guerra como de paz. Y también expliqué mi trabajo de campo en Argelers (Francia), que después de nuestra maldita Guerra Civil fue el escenario donde quedaron confinados  miles y miles de republicanos exiliados españoles, en condiciones extremas.
Y fui deshilvanando  como se rebuscan esos  caminos de exilio,  de memoria, casi a ciegas, porque los caminos que yo buscaba eran femeninos.
Mujeres, niños... destinados a una muerte segura si no fuera por personas que no sólo curaban heridas físicas, sino también heridas del alma. Como lo hizo Elisabeth Eidenbenz, la fundadora de "La Maternidad de Elna".
Ahí es donde sale la vocación...me decía una enfermera después de la conferencia, todavía con los ojos brillantes de lágrimas contenidas.

Me marché del Gregorio Marañón con la sensación que había dejado un anclaje, un amarre...para poder volver y compartir con sus enfermeras más historias sobre mujeres, invisibles la mayoría, pero indispensables para que nuestra vida tenga sentido.

Para ellas, este post, con mi más profundo agradecimiento.



domingo, 18 de marzo de 2012

Los valores de la maternidad de Elna para combatir la crisis

Días atrás recordaba  una conversación que tuve con Elisabeth Eidenbenz hace ya unos cuantos años, cuando apenas empezábamos a poner las piezas del rompecabezas de la Maternidad de Elna. 
Yo, le explicaba un hecho, un retazo de memoria de un exiliado, que relataba cómo había podido coger un trozo de pan dentro de aquel infierno de Argelès.  
Se lo comió a escondidas, solo, en un rincón de aquella playa ...Yo  casi justificaba aquel comportamiento, lo legitimaba.... En tiempos de crisis, todo vale ... cuando te va la supervivencia se entiende el egoísmo ... decía yo. 
Elisabeth Eidenbenz se enfadó conmigo. Me dijo que si pensaba así, nunca entendería lo que era la palabra Solidaridad. 
Me explicó con vehemencia como teníamos que educar a nuestros hijos:

 ... dentro de la Solidaridad y no en la ley de la Supervivencia ... aquella en la que todo vale, en la ley del más fuerte, el que mejor se adapta a los cambios, en definitiva, en la ley de Darwin .. .Por el contrario, tenemos que saber educar en la Solidaridad, que sirve para combatir el egoísmo que nace de la supervivencia ... sentenció. 

Yo, la escuchaba sorprendida ante aquella reacción tan encendida de la palabra Solidaridad. Continuó diciéndome: 

... Imaginemos que hay un naufragio, y las personas afectadas han sido educadas por los criterios de la supervivencia. Estos se agarrarán con las dos manos al tablón, en medio del naufragio, y no ayudarán a nadie más que a sí mismos. Estos, no lo lograrán. Por el contrario, si las personas del naufragio son las educadas por el valor de la Solidaridad, éstas se agarrarán sólo con una mano al tablón, y con la otra mano, ayudarán a más personas a salvarse. Estos lo lograrán! Le vuelvo a repetir, la Solidaridad es para combatir el egoísmo que nace de la supervivencia. 

Fue toda una lección de cómo llevar la teoría de los valores a la práctica
Ser solidario en tiempos de abundancia, no tiene mucho mérito. Lo que realmente nos hace grandes es dar cuando todo escasea. 
Los tiempos han cambiado desde aquel exilio en el campo de Argelès, pero los valores para continuar ayudando son los mismos, porque en cada pequeño trozo de nuestro  mundo tenemos la oportunidad de practicar la solidaridad, tal y como explicaba Elisabeth Eidenbenz.

Elisabeth Eidenbenz, una gran mujer


Conocer a Elisabeth Eidenbenz ha sido un punto de inflexión en mi vida, tanto desde el ámbito profesional como personal. Lejos queda aquel primer encuentro en Rekawinkel (Austria), donde ambas en su pequeña sala de estar, repasábamos las fotografías de la Maternidad de Elna ... la etapa más importante de mi vida ... dijo-  

Hoy, si miro hacia atrás, parece como si no fuera posible su ausencia, todo lo contrario. Noto su proximidad más que nunca. 
Esta tarde, cuando me ha llegado la noticia de su muerte, he apagado el móvil y me he replegado en mi casa, he abierto mi particular "caja de zapatos" donde guardo sus cartas, y me he puesto a releerlas.... 

Usted tiene que avisarme cuando venga para que yo pueda preparar nuestro encuentro ... Yetti pasará a buscarla ... en su borrador hay errores ya que nuestra primera maternidad fué en Bruillà y no en Elne ... me gusta su noticia de las Pequeñas con el nombre de Elna ... usted me enseñó como se  hace la Ñ y la Ç en mí ordenador pero no me acuerdo donde ponía el dedo de la mano izquierda ... estoy en Zúrich y Yetta en Austria, después de 60 años junto a Yetti estamos separadas, nos telefoneamos cada día pero no es lo mismo ... tengo una habitación con mis muebles, cuadros y libros y cosas de Rekawinkel ... acuérdese de nombrar a Maurice Dubois y Rudd Olgiatti y Trudie ya Karl en su nuevo libro, sin ellos nada se podría haber hecho ... su hija ¿sigue Tocando la flauta? ... la música es importante ... 

Mientras leo y escribo este post, estoy escuchando Bach, la Suite n º 1, su preferida ... y poco a poco he dejado de escribir porque hoy no me salen las palabras.Mejor escuchar música, porque como decía Elisabeth, 

...la música es un lenguaje universal, no necesita palabras y nos transporta las emociones y los sentimientos ... 

Bach hoy me acompaña en un día triste, pero también me reconforta porque pocas vidas han estado tan llenas de sentimientos y valores como la de Elisabeth Eidenbenz, y su legado ha quedado con nosotros. 
Puede haber un final más hermoso que éste?

El dia que murió Elisabeth Eidenbenz

Bajo una lluvia fina fuí a despedirme de Elisabeth Eidenbenz poco antes de que comenzara el funeral.
No me sorprendió su tumba, una sencilla cruz de madera con su nombre grabado y nada más. Austera como ella, fiel a su estilo hasta el último momento.
Tuve tiempo para dejarle una rosa roja que llevaba desde Cardedeu, y un montón de notas de condolencia que había recibido estos últimos días de gente anónima, vía mail.
De fondo, sonaba Bach ... el músico de la iglesia ensayaba para la ceremonia.
Poco a poco llegó la gente, poco más de una veintena, no más ... El alcalde de Elna con unos cuantos "niños" de la señorita Isabel. Roberto, Celia, Raul, Guy,  Tristan ... y los cuatro sobrinos de Elisabeth.  

El escaso séquito lo cerraba el cónsul de España, como representante del gobierno español, el Director General de Relaciones Institucionales de la Generalidad de Cataluña el Sr. Joan Auladell, el ama de llaves de la iglesia y el jardinero del pequeño cementerio.
Mientras el pastor protestante iba recitando una letanía en alemán, pensaba en cómo sería un funeral de Elisabeth en nuestro país. Seguro que habríamos llenado cualquier iglesia a rebosar de gente ... y allí en Zurich, poco más de una veintena ...
El alcalde de Elna y Guy, un "niño" de la maternidad de Elna, pusieron la nota emotiva cuando leyeron un pequeño discurso en francés, donde enumeraban todo lo que había hecho esta gran mujer, y que compensaba la frialdad germánica de la ceremonia.
Las notas de Bach, salidas del violín del músico, fueron la clausura de una despedida muy especial, muy a la medida de Elisabeth Eidenbenz, como siempre ... saliendo por la puerta trasera, sin hacer ruido, con poca gente para despedirla ... poco más de una veintena.

Dia Internacional de la Mujer trabajadora

Esta semana recordamos un día muy especial. El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
Yo quisiera dedicar esta jornada especial a Elisabeth Eidenbenz, una vez más. Y para ello os paso un recorte de sus memorias, donde queda evidente como pensaba esta mujer en plena Guerra Civil española. Siempre en favor de otras mujeres.
Dice así:

... las españolas eran mujeres que defendían lo que creían con uñas y dientes. Tenían un carácter latino, apasionado, y algunas de ellas se enrolaron en la Milicia para ir al frente, como respuesta inmediata al fascismo, y eso tenía mucho mérito porque aquellas mujeres no tenían un precedente de una conciencia política, solo hacía cuatro días que la República española había iniciado las primeras políticas sociales de igualdad. Ir al frente era un gesto espontáneo, que les salía de dentro porque no querían huir del compromiso recién nacido.
Y las que
estaban en la retaguardia también tenían esta fuerza, su solidaridad no tenía límites y no conocía fronteras.

... yo
a veces me sentía impotente ante tantos problemas, las veía a ellas con esa fuerza y las admiraba. La mayoría estaban solas, tenían el marido en el frente o se habían quedado viudas, pero continuaban luchando sin vacilar.
...
ahora, cuando hablamos de feminismo, yo siempre me remito a las precursoras del movimiento social y no puedo dejar de pensar en aquellas mujeres catalanas y españolas que eran autosuficientes, sabían sobrevivir de manera diferente a las de la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo, tenían una resistencia nada planificada pero efectiva.
Después
 las volví a encontrar en la Maternidad de Elna, y aquellas mujeres siempre reían y estaban contentas a pesar de la guerra, pero trabajaban, trabajaban, trabajaban ...
(Elisabeth Eidenbenz; más allá de la Maternidad de Elna "Editorial Ara libres.2010)

Recordando a Elisabeth Eidenbenz

En noviembre dí una conferencia sobre La maternidad de Elna y Elisabeth Eidenbenz en Sant Adrià del Besòs. Lo organizaba el colectivo de mujeres de este municipio.
Desde entonces, estas mujeres no han parado hasta conseguir su objetivo: perpetuar la memoria de la fundadora de la Maternidad de Elna en su día a día.

Y aquí lo tenemos! unos jardines de una plaza pública de Sant Adrià del Besòs con el nombre de Elisabeth Eidenbenz.

Desde este blog agradecemos esta iniciativa que sirve para sumar, sumar, sumar ...

miércoles, 14 de marzo de 2012

La Maternidad de Elna: Una historia de exilios y olvidos


Corría febrero de 1939, en pleno exilio republicano. Una multitud se refugiaba en la playa francesa de Argelers.
Había niños que estaban esqueléticos, porque la comida en Argelers era escasa, pero lo peor era para los recién nacidos. Había un bebé que lloraba noche y día, de hambre. Solo callaba cuando se dormía. Titiritaba de frío y las mantas estaban mojadas de esos días lluviosos de febrero. Solo cuando no soplaba el viento y el sol calentaba un poco, esa pobre madre hacía un hoyo en la arena de la playa y  enterraba el bebé dejándole solo la cabecita fuera. Pero al cabo de quince días se murió. Se murió de hambre y de frío, y lo enterraron en la playa de Argelers.
Yo salía de cuentas pronto, y me imaginaba ese infierno con mi recién nacido. No sabía qué hacer, ni a quién pedir ayuda. En esos días tan tristes apareció una mujer, muy joven, extranjera, pero se hacía llamar "Señorita Isabel". Me dijo que había organizado una maternidad casera, en Elna, cerca de Perpinyà. Allí podría parir con garantías de supervivencia para mi bebé. Se me abrió una luz de esperanza. Setenta años más tarde he sabido que aquella joven ayudó a 597 mujeres embarazadas en cuatro años, entre ellas, yo.

Estas vivencias se recogen en el libro "La Maternidad de Elna". Imprescindible leer para conocer esta historia de mujeres, injustamente olvidada.
Y también para hacer justicia a su fundadora, Elisabeth Eidenbenz, "la señorita Isabel" como se hacía llamar entre las exiliadas de la playa de Argelers.